lunes, 1 de septiembre de 2014

Presentación del alma de mis cajas.



Así comenzamos...



Me gustaría haber encontrado un texto para explicaros, que el coleccionista, no solo acumula. Poder deciros, que colecciono unas pocas cosas, pero que cada una de ellas me transmite algo. Mi colección de cajas de Colacao, comenzó, precisamente por eso, porque no se puede acumular latas sin más. Toda la vida vi en mi casa tres, pero la que me encantaba, era una blanca con chinitos. Me costó muchos años que mi madre me la diera. Revolviendo en un desván, encontré una con una rosa, no me gustaba, pero yo coleccionaba latas, así que me la quedé. Allí mismo, conseguí otras catorce. Y en ese momento, a cada caja que iba apareciendo, mi corazón se aceleraba y la emoción crecía. Allí decidí coleccionar estas preciosidades. Había un problema, yo no estaba aún en este mundo, de dónde sacaba más? Cuántas había? Y poco a poco, fui dando con tiendas de segunda mano, rastrillos, internet, es más, hasta me hice un Facebook para contactar con gente de otros lugares. Tuve una página en Flickr, que mi hermano me hizo, supongo, encantado de la vida. Digamos para que quede claro, que si hoy estoy por estos lugares, para bien o mal, se lo debo a esta colección.
Pero sobre todo, deciros que mi universo, sale y se esconde en una pequeña lata que en mi infancia me enamoró. Que no suelo utilizarlas para guardar nada por una sencilla razón, son todas de montones de gente, la mayoría anónima, de la que nada sé. Gente que las utilizaba para guardar legumbres y comidas varias. El alimento de los suyos. Fotos, papeles, lazos y tesoros...su alma en una palabra, y por respeto al alma de sus propietarios y al alma de las cosas, tienen un lugar en el mío. Espero no haberos cansado, y que os guste lo que con el tiempo os voy a compartir.



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